Este finde vuelvo a París después de 8 años... Qué fuerte cómo pasa el tiempo! Fueron 6 meses cojonudos... Duretes porque mi francés era muy básico y me matriculé en un curso en La Sorbonne y porque París es una ciudad preciosa pero que castiga a los de fuera. Llueve mucho, hace mucho frío y los parisinos son muy peculiares.
Vivía con Martita en un zulito monísimo. Un quinto sin asecensor con un portal atroz. En el bajo siempre pensamos que había un taller de chinos clandestino y en la puerta de al lado vivía la madre de los Goonies.... Un edificio peculiar que todavía conservaba los antiguos baños comunales en la escalera que algunos vecinos seguían usando... Nada que envidiar a La Comunidad, la peli de Alex de la Iglesia.
Me gustaba ir los domingos a leer el periódico a los jardines de Luxemburgo, unos de mis sitios favoritos de París... Me encantaban esas sillas de hierro verdes desperdigadas por el parque... Y los crepes de plátano y nutella de ese kioskillo del barrio latino... O las excursiones en bici y las ensaladas en L'Apparement, en Le Marais... No teníamos un duro y le quitábamos las ramas a los tomates en el Monoprix para que pesaran menos... Que buena época Martita! Me entra la risa solo de pensar en nuestras charlas nocturnas de cama a cama...
Y desde entonces no he vuelto a pisar la ciudad... Ya tocaba. Y el plan no puede ser mejor. Viaje relámpago, pero muy apetecible. Hotel Hyatt en La Madeleine (casi igual que mi súper sofá cama de entonces)... Vespa para recorrer la ciudad (con lo que mola el RER)... Homenajes gastronómicos y la mejor compañía, dentro de nuestro proyecto de "limpiar ciudades"...
Me hace mucha ilusión. Y más en esta semana.
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