Uno de los olores que más me gustan es el del café recién hecho. Curioso porque nunca he tomado café, no me sienta bien y no lo necesito para activarme al salir de la cama.
Es un olor que me transmite cosas positivas, que me hace sentir bien... Me recuerda a las mañanas de invierno en el Escorial, a las de verano en Asturias, a mis viajes a paraisos lejanos, a tertulias con amigos...
Hoy me he levantado con ese olor. Creo que no hay mejor manera de empezar el día.